Por
todos es sabido que las emociones afectan a nuestro cuerpo físico. Existen
millones de artículos que nos hablan de la somatización de los estados
emocionales negativos prolongados en el tiempo.
El
estrés es un claro ejemplo. Cuando los niveles de estrés suben, el cuerpo sufre
cambios bioquímicos que nos provocan taquicardias, dolores de cabeza, disminución
de las defensas, problemas de estómago,
úlceras, alteraciones intestinales, de la piel, etc...
Así
que de esta forma nos damos cuenta cómo el exterior influye en nuestro interior
físico y de cómo podemos enfermar por culpa de no hacer caso de las emociones
que mantenemos a lo largo del tiempo sin atender a ellas. Esto es por lo que a
veces portamos en el cuerpo memorias de emociones no resueltas y que
condicionan nuestra salud irremediablemente.
Antes de explicar lo que es la Escucha Corporal hay que
explicar lo que es el concepto de Memoria Somatoemocional.
La Memoria Somatoemocional es la
memoria que se guarda EN el cuerpo
de una emoción que ha sido retenida, suprimida o aislada de forma no consciente.
Para poder acceder a este tipo de memorias corporales
existen muchas técnicas físicas que pueden ser aplicadas por profesionales de
la salud como son los fisioterapeutas. Algunas de ellas son la Inducción
Miofascial, La Osteopatía o la Terapia Cráneo-Sacra, entre otras.
Dentro de este conjunto de terapias, existe una que es menos
activa por parte del terapeuta y que no depende tanto de una formación
académica sino del desarrollo de otra capacidad más sutil y empática, como es
la Escucha Corporal.
¿Qué es la escucha corporal?
En las sesiones de Escucha Corporal, el terapeuta entra
en contacto con el cuerpo del paciente con la finalidad de conectar con su
campo energético y corpóreo para sentir qué zonas de su cuerpo se manifiestan y
quieren comunicar algo.
En mi caso, lo que sucede es que comienzo a sentir en mi
cuerpo una zona concreta. En ocasiones un dolor, una presión, algo que llama la
atención hacia esa zona. Entonces lo que hago es poner las manos en la zona que
estoy sintiendo pero en el cuerpo del
paciente, y lo que suele suceder es que me comienza a llegar información en
forma de imágenes, palabras, sensaciones, etc.
En ese momento comienzo a contar lo que voy percibiendo para
cotejar con el paciente si esa información es verídica o no.
Las personas pueden en ocasiones así, averiguar el origen
emocional que se esconde tras síntomas físicos que traen a la consulta o, en
ocasiones, aunque no tengan sintomatología alguna, también pueden averiguar qué
emociones son importantes para el cuerpo sobre las que hay que trabajar o
darles prioridad.
Cualquier persona puede someterse a una sesión de escucha.
No es preciso estar en ninguna condición particular. Si el cuerpo quiere decir
algo, lo hará.
A continuación podéis leer algunos testimonios de personas
que han pasado por una sesión de escucha corporal y cuál ha sido su impresión o
cuáles sus cambios tras este tipo de terapia:
C:“Fue una experiencia muy interesante. Es
agradable conocer a gente interesante, con recorrido y profesional como tú (…) En
todo momento, me sentí muy cómoda. Quiero decir que tu recibimiento y
acogimiento primero fue cercano y natural.
En cuanto a la consulta-terapia, a nivel
físico salí mas liberada, aunque esta vez y en mi caso, fue más un alivio o
pistas a seguir y a trabajar a nivel emocional.
Lo que me
dijiste, lo considero valioso y acertado en el momento que estoy viviendo, así
que miles de gracias por ello.
En este momento, me encuentro muy bien
físicamente.”
E:“Un día, el fisio al que suelo acudir me recomendó acudir a tu
consulta, porque creía que mis dolores podían ir más allá de lo que él podía
tratar. Por probar llame y solicité una consulta. La noche anterior no pase muy
buena noche, soy una persona muy nerviosa y no sabía que me podría encontrar. Recuerdo
que cuando llegue, te encontré sentada y yo seguía bastante nerviosa, un poco
como “no saber dónde estar o que va a pasar” pero, me trasmitiste de alguna
manera bastante tranquilidad. Estuvo bastante bien sentir un poco de
tranquilidad antes de la sesión, la voz era muy tranquila; no que si me explico
bien pero no era forzada y eso es algo importante. Durante la sesión, recuerdo
que los nervios se fueron apaciguando pero otras sensaciones iban saliendo. Hubo
cosas que no sabía cómo enfocarlas y que posteriormente intente o intento descifrarlas.
Yo sabía cómo iría más o menos la sesión porque la persona que me recomendó me
lo indico, pero quizás eche un poco en falta el indicar que sería algo
“diferente” (yo lo sabía pero quizás otras personas no, a lo mejor conmigo no
fue así porque ya venía de otra persona y estas cosas si las sueles explicar).
Durante la sesión sentí un conjunto de sensaciones, no sabría explicarte porque
algunas eran nuevas para mí, pero al final necesitaba llorar, y mucho. Me
acuerdo que cuando me tocaste los tobillos sentí… como si algo tirase hacia ti,
como si un cable me tirase hacia ti. Cuando terminaste necesitaba unos minutos
es normal, demasiada información. Vi tu cara y cuando me dijiste “siento
dejaros así con toda esta información” no te como... cercanía, no algo fingido
si no cercanía real de que te estaba importando lo que estabas haciendo
conmigo. Me pareciste por ello una gran profesional porque es difícil ponerse
en tu piel. Necesitaba abrazarte, no sé si por seguridad o una manera de darte
las gracias. Cuando salí me harté a llorar la verdad pero a diferencia de
otras veces no se me creo un dolor de cabeza increíble (como solía pasar
anteriormente), estaba además desorientada y como no saber qué hacer después de
unos días ese barullo se fue soltando. Y realmente si he notado cambios, mis
dolores son menores, me vienen a veces pero si tienen un “porqué” digámoslo
así, porque normalmente son dolores de regla. Una cosa que se me pasa, cuando
estuviste tocándome la zona de la tripa sentí…mucho dolor pero no un dolor
físico, es como si me estuvieses arrancando algo (sé que suena mal pero
la sensación fue esa) pero posteriormente sentí como un hueco, no había dolor
era como cuando termina una tormenta y queda mojado, que no te molesta porque
se está fresco después de una gran tormenta y huele diferente. No sé cómo, pero
realmente me ayudaste mucho con mi situación y con mis dolores, aun me queda
mucho recorrido pero creo que empecé a cambiar las cosas.”
M:“La
primera vez que me trataste fue por un momento de estrés máximo, no podía
dormir, dolor continuo en zona baja de diafragma y sensación de
"presión" en todo el cuerpo, más concentrado en el tronco. Durante el
tratamiento, al principio, no me gustaba porque notaba que controlabas algo
dentro que yo no quería pero bueno, aún así traté de relajarme, abrirme al
tratamiento y noté que profundizabas más, no fue más desagradable pero si no
recuerdo mal hubo liberación emocional, aún así no llegó a agradarme. Yo sentía
en todo momento perfectamente que estabas "removiendo" algo dentro de
mí. A partir de ahí y una vez salí a la calle de tu consulta, me empecé a
encontrar muchísimo mejor. La sensación era que me habías quitado algo que era lo
que me oprimía y los síntomas con los que fui empezaron a mejorar casi de
inmediato. A la semana o 10 días tenía mejoría prácticamente total. Cierto es
que esa situación de estrés conseguí controlarla y encauzarla con el pasos de
los días, pero el tratamiento me ayudó muchísimo. Recuerdo que al salir era una
sensación como si fuese más alto, lo desagradable que me pudo resultar en algún
momento la sesión, se compensó al 100% con una sensación muy buena al terminar.
No me volvió a ocurrir nunca.
La segunda
vez, fui por un dolor de cabeza que no identificaba, ni relacionaba con nada
(nunca me duele la cabeza), me hicieron pruebas y no había nada extraño y con
lo único que coincidía quizás era con estar algo más apático en los últimos
días. En este caso la sesión no me resultó incómoda en ningún momento, no se si
sugestionado por los beneficios del anterior tratamiento, pero si es verdad que
iba más "a tumba abierta", iba con la idea de que buscases e hicieses
lo que quisieras. Al final, fue lo relacionado con esa persona con la que pudo
haber esa transmisión de energía. En este tratamiento, igualmente encontré
mejoría pero no fue tan inmediata, fue con el paso de los días ,posiblemente a
los 4-5 días y esa "neuralgia" fue disminuyendo en intensidad y
frecuencia con el paso de los días hasta desaparecer. Igualmente no se me ha
vuelto a repetir.”
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