sábado, 5 de noviembre de 2016

Pierde el miedo a cambiar tu vida

M. llegó a consulta como casi el 80% de los pacientes, por problemas y dolor en su espalda. 
A M. la conozco hace tiempo, la traté años antes, cuando mi capacidad aún no había "despertado". Hacía muchos años que no la veía y me llamó recientemente para tratarse sus dolores habituales de espalda.
Hubo una primera sesión en la que sólo hubo tratamiento a nivel físico. Tenía la espalda fatal, la verdad, así que le dí una segunda cita para poder terminar de "arreglar" aquello.

En esa segunda sesión me manifestó que había pasado un poco de susto porque después de la primera sesión había pasado por un proceso muy malo. Dolores generalizados, como si estuviese con gripe, un cansancio horrible, mucho dolor de cabeza y un malestar tan fuerte que creyó haber tenido hasta fiebre.
He de decir que esto no es lo más frecuente pero hay pacientes que sí pasan por una "crisis curativa" de este pelo. Su cuerpo es muy reactivo (sobre todo si hace mucho tiempo que no se tratan) y lo pasan muy mal durante unos días, después de los cuales sí empiezan a sentir la mejoría. Ya digo que no es lo más frecuente, pero puede suceder. Y a M. le sucedió.

En la segunda sesión su musculatura y su sistema osteoarticular estaban mejor pero de pronto empecé a sentir muchísimo la zona de la boca del estómago. Había algo que quería "decir" el estómago, así que allí me fuí a "escuchar". Al colocar allí las manos una enorme angustia me invadió y la sensación de mucho miedo también. La zona del corazón empezó también a manifestarse pero había una diferencia. No era el corazón lo que quería hablar, era su glándula Timo (era la primera vez que la sentía).

Cuando me fui a "escuchar" al Timo empecé a crear el sentido de toda la información en mi mente: Había alguien, un hombre por el cual M. sentía mucho miendo, angustia y mucha sensación de sentirse desprotegida. Cuando en el paquete de información se revela la presencia de otra persona (hombre o mujer) intento sentir si es alguien mayor o joven y qué tipo de vínculo tiene con el paciente (algo que se asemeja a un padre, algo más fraternal, o un marido, etc). En esta ocasión percibía alguien "no mayor" pero no era capaz de sentir qué significaba o qué era esa persona en la vida de M. 

Así que le pregunté a M. si había alguien en su vida por quien sintiera todo eso... Podéis imaginar la reacción de M y la respuesta... Dolor, lágrimas y un marido, un maltratador psicológico, un perpetrador. Llamadlo como queráis pero hacía 9 años que M. vivía con alguien que la estaba machacando y por quien ella ya no sentía ningún amor.

Evidentemente esta información no era nueva para M. pero su cuerpo necesitaba hacerla consciente de que, o hacía algo o sus dolores e hinchazón de estómago iban a dejar de ser sólo dolores y empezarían a convertirse en una enfermedad manifestada. Sus zonas sensibles y susceptibles de enfermar eran el corazón y el estómago y M. debía empezar a ser consciente de que tenía que poner fin a esa situación o las consecuencias tanto físicas como emocionales empezarían a ser irreversibles para ella en un breve periodo de tiempo. De hecho, esta era la información más importante que M. debía conocer: La "prisa" que su cuerpo tenía por un cambio que era necesario en su vida YA. Debía tomar decisiones y hacerlas cuanto antes si no quería empezar a ser una persona enferma.



Había muchos escollos que ella veía, pero debía hacerse consciente de que eso sólo estaba en su cabeza. Que debía romper con esas creencias limitantes que la estaban impidiendo vivir en paz.  Debía hacerse consciente de que merecía ser feliz pero que a veces, hay que tomar decisiones, enfrentarse a situaciones que no van a ser agradables en pos de un bien mayor. 

Mi moraleja de esta historia es que ni los condicionamientos sociales, ni familiares, ni educacionales deben ser un freno para seguir por el camino que sentimos que debe ser para nosotros. Que no hay personas de las que dependamos para ser felices, que la felicidad o el mayor bienestar debemos luchar por procurárnoslo nosotros y que nadie, repito NADIE nos va a querer más de lo que nos queramos nosotros mismos. 

"Perded el miedo a ser felices y haceros reyes de vuestro propio reino porque sólo desde allí y con la Fuerza y el Coraje del Amor Propio podréis conquistar otros mundos".

No hay comentarios:

Publicar un comentario